Corta las puntas del ají amarillo en ambos lados y ábrelo a la mitad a lo largo.
Con un cuchillo quita las venas y pepas del ají amarillo.
Pon todos los ajíes sin pepas ni venas en una olla con abundante agua caliente.
Deja que hierva por 10-15 minutos o hasta que si frotas la esquina de la piel de un ají se pele solo.
Retíralos y pélalos. Pon el ají en una licuadora junto con los otros ingredientes menos el aceite. Licúalos bien.
Agrega el aceite en forma de hilo con la licuadora prendida hasta lograr la textura deseada, puede ser más aceite si lo quieres más espeso, menos aceite si lo quieres más suelto. Recuerda que al refrigerar espesa un poco.
Pruébalo y ajusta el nivel de sal.
Puedes mantenerlo refrigerado por hasta 5 días.