Reserva un poco de cada tipo de champiñón y córtalos en cubitos muy chiquitos para luego poner al centro a la hora de servir, unos 50g en total.
Corta la cebolla muy chiquita, y ralla el ajo con un rallador muy finito.
Pon la cebolla, laurel y romero en una olla o sartén con aceite de oliva a fuego medio-bajo y cocínalas revolviendo cada cierto tiempo hasta que estén muy transparentes y tengan olor dulce. Baja el fuego a bajo y agrega el ajo, y cocínalo por un minuto moviendo constante.
Agrega los champiñones con una pizca de sal. Deja que se cocinen a temperatura media-alta, moviendo de vez en cuando. Vas a ver que incluso si parecen un montón de champiñones, en realidad se hacen nada a medida que se evapora el agua.
Vas a ver que van a empezar a botar mucha agua. Seguimos moviendo hasta que no quede líquido en la base de la sartén u olla.
Ahora queremos que se doren los champiñones. Para eso vamos a dejarlos quietos en la sartén por dos minutos. Pasado este tiempo mezcla los champiñones y los dejas quietos nuevamente por dos minutos. Repite esto unas 6 veces para que queden dorados y ricos. Si estas doblando la receta deberías doblar también la cantidad de veces que paras a dorar.
Saca el romero y el laurel (si se soltaron algunas hojas de romero no pasa nada) y pasamos a la licuadora. Licúa y anda echándole leche hasta que tenga una consistencia que te guste. Ajusta el nivel de sal y pimienta mientras está en la licuadora y listo.
Para los champiñones picados, ponlos en una sartén pequeña con un poco de aceite de oliva, y échale sal y pimienta. Queremos que se doren así que déjalos quietos por un par de minutos a la vez para luego mezclar así como hicimos con los otros.
Servir la crema con un poco de champiñones picados al medio y un chorrito de vinagre balsámico añejo o glaseado de vinagre balsámico.
