Sumerge una lámina de arroz en agua muy ligeramente tibia (si está muy caliente se hace imposible trabajar con ella) por pocos segundos.
Pon la lámina de arroz sobre una superficie limpia y espolvorea sésamo negro. Encima pon los ingredientes del relleno, formando una tira a lo largo al centro del papel de arroz. Quieres que quede bastante generoso de relleno para que el papel de arroz no dé tantas vueltas y no se sienta tan gelatinoso.
Dobla los extremos sobre y debajo de la tira de relleno hacia adentro y luego enróllalos para sellarlos. El papel de arroz se pega a sí mismo para cerrar el rollito. Puedes servirlos enteros o partidos a la mitad para que se vea el relleno.