Mezcla la mantequilla con el azúcar con un batidor de mano hasta tener una pasta uniforme.
Agrega las yemas y agua y mezcla.
Agrega los ingredientes secos y mezcla primero con una espátula hasta que ésta ya no pueda seguir mezclando y pasamos a unir la masa con nuestras manos. Ajusta agregando un poco más de agua o harina, va a depender del tamaño de tus yemas, quieres una masa que se sienta fácil te trabajar. No la amases, solo mézclala porque si la manejas demasiado se pone muy dura.
Envuelve la masa y refrigérala por 30 minutos para poder estirarla luego. La puedes tener en la refrigeradora por hasta 4 días. Si la tienes más que una hora refrigerada, sácala un rato antes de estirarla para que la mantequilla de la masa se suavice un poco y no se te rompa.
Espolvorea una superficie limpia con harina y también sobre la masa. Estira la masa hasta que tenga unos 2-3mm de grosor. Muévela sobre la mesa después de cada estirada para asegurarte que no se está pegando.
Corta las tapitas con un cortador de 3cm de diámetro y ponlas sobre una bandeja de horno con papel para hornear o un silpat.
Hornéalas en un horno precalentado a 180°C/350°F por 8min.
Deja que se enfríen por completo antes de rellenar.