Pon el ajo, la polenta y la leche en una olla a fuego medio.
Mueve constantemente con un batidor de mano hasta que rompa hervor. Prueba la polenta y si aún sientes trocitos duros cocínala por unos segundos más.
Apaga el fuego y retira el diente de ajo. Agrega el queso parmesano y mezcla para que se derrita. Prueba y corrige el nivel de sal y pimienta.
Esparce la mezcla en un molde de 20x20 y llévalo a la refri toda la noche.
Pasa un cuchillo alrededor del borde del molde y voltéalo sobre una tabla. Corta la polenta en cuadrados.
Pon una sartén a fuego medio y agrega aceite de oliva. Dora la polenta por ambos lados (toma unos dos minutos dorarse) y dale la vuelta para dorar por el otro lado. Retira los cuadraditos de la sartén y sirve inmediatamente.