Remoja los garbanzos en agua hirviendo desde la noche anterior. Recuerda echarles mucha agua porque en verdad se inflan. Si tus garbanzos no vienen pelados, la manera más fácil (para mí) de pelarlos es frotarlos luego de remojados entre dos paños de cocina para que boten la cáscara.
Cocina la cebolla en aceite de oliva a temperatura media hasta que esté transparente y suave.
Agrega la pasta de tomate y cocínala por algunos minutos para quitar la acidez.
Agrega los garbanzos y mueve para que se cubran en el aceite. Luego echamos los tomates y zanahoria y repetimos el proceso.
Agrega el caldo y deja que hierva suavemente con la tapa puesta (si hierve muy fuerte, los garbanzos se ponen duros) por unos 40min-1hora o hasta que los garbanzos estén totalmente cocidos. Luego quitamos la tapa y dejamos que se evapore el líquido hasta que nos guste la consistencia.
Le echamos la sal (si lo haces antes, los garbanzos se ponen duros) y agregamos la espinaca para que se cocine. Solo toma unos 30 segundos.