Precalienta el horno a 200°C/400°F con la bandeja adentro. ¡Esto es importante!
Con un porcionador de galletas un poco más grande (yo usé uno de 5cm de diámetro) toma un poco de la masa de galletas y aplánala en tu mano de forma circular. Con un cuchillo o espátula angulada, raspa una de las bolas de manjar blanco y ponla sobre la galleta. Por si acaso, no va a estar dura sólida porque tiene demasiada azúcar como para solidificarse.
Con cuidado, envuelve el manjar blanco con la masa. Si te falta un poquito para cerrarla puedes aplanar un poquito más de masa y sellarla.
Gira la galletas y asegúrate que no hayan grietas. Usa el calor de tus manos para cerrar cualquiera que pueda haber. Deberías tener una pelota en tus manos, no la aplanes. Repite con suficientes galletas para llenar la bandeja. Mientras se hornean, pon el manjar blanco en la congeladora y la masa en la refrigeradora.
Pon las galletas sobre la bandeja precalentada (si tu bandeja no es antiadherente usa papel para hornear) y hornéalas inmediatamente por 5-8 minutos. Las galletas van a seguir suaves pero se deben ver cuajadas. NO se van a dorar por encima.
Al retirarlas, deja que se enfríen unos 5 minutos antes de levantarlas con una espátula. Deja que se enfríen por completo, idealmente sobre una rejilla.
Vuelve a precalentar la bandeja mientras preparas el resto de galletas y repite el procedimiento.
Estas galletas son geniales tibias, puedes calentarlas 10 segundos en el microondas antes de comerlas.