Todo el tiempo que estemos trabajando con masa filo, preocúpate que esté tapada con un paño húmedo porque se seca rápidamente y se rompe.
Pinta una lámina de masa filo con poquita mantequilla pero de manera pareja. Ponla sobre el molde a un lado, con la mantequilla mirando hacia el molde. Presiona con cuidado con tus dedos para que se amolde a la forma del molde.
Repite esto con 2/3 de las láminas, cubriendo todo el molde por todos lados. Si queda sobrante a los lados no es problema, te va a ayudar a cerrarlo mejor.
Vierte el relleno dentro del molde y nivélalo.
Dobla el exceso de masa hacia adentro del molde y encima pon más capas de masa filo pintadas con mantequilla con lo que te quede de masa.
Hornea el pastel a 180°C/350°C por 45 minutos.
Desmóldalo sobre una bandeja de horno (si luego no tienes una pala para pizza para levantarlo, pon un círculo de papel para hornear debajo.
Regrésalo al horno 5-10 minutos más, solo para dorarlo por encima.
Deja que se enfríe 15 minutos y sírvelo.