Pon la harina, azúcar y sal en un bowl y mezcla.
Agrega la mantequilla al bowl. Mezcla la mantequilla con los ingredientes y pellízcala junto con los otros ingredientes para romperla. No queremos deshacer por completo de los trozos de mantequilla sino dejar algunos medianos sin deshacer. Esto va a hacer que la masa sea extra hojaldrada.
Agrega el agua y amasa ligeramente con tus manos para unir la masa. Solo amasa hasta que la masa se haya unido y detente. Vas a notar pedazos de mantequilla en la masa y eso está bien.
Refrigera la masa envuelta en film por 30 minutos o hasta 2 días. También puedes congelarla por hasta 2 meses. Está lista para estirar y usar.
Si tu receta requiere pre-cocinar la tarta, la estiras en una superficie enharinada y la pones sobre el molde con cuidado. Levanta los costados de la masa e insértalos en las esquinas y presiona contra los bordes. Antes de cortar el borde, congélala por 15 minutos.
Con un cuchillo pequeño, corta los bordes de la masa.
Arruga muchísimo un trozo de papel para hornear e insértalo en la tarta. Presiona hacia abajo para que entre hasta las esquinas. Lo vamos a hornear en blanco con peso encima. Puedes usar bolitas de cerámica para este propósito o legumbre, o una mezcla de ambos. Es importante que llegue hasta la parte superior del borde de la masa.
Hornea la masa con el peso encima en un horno precalentado a 180℃/350℉ por 15-20 minutos o hasta que los bordes se comiencen a dorar.
Retira la masa del horno y con cuidado retira el papel y peso de dentro de la masa. Regrésala al horno a terminar de cocinarse hasta que se dore.